A 20 años de aquellas jornadas  de rebelión popular del 19 y 20 de diciembre, la Red Nacional de Medios, rescata de la historia, experiencias de comunicación popular. Sin uso masivo del celular, internet y redes, comunicar lo que los medios hegemónicos y el poder político ocultaban, resultó ser una tarea fundamental. Al calor de las luchas nacieron así, experiencias comunicacionales alternativas, autogestivas y  comunitarias. En la ciudad de Rosario, con cámaras grandes, cassetes VHS bajo el hombro y adaptado a formato de la TV, funcionó el colectivo La Conjura TV, desde 1998. En tiempos de televisores habitando todo espacio, fusionando el documental, el sketch, la parodia, la animación, la red se extendió hasta 2007. Fomentando la libre copia y distribución, comunicando agenda, temas, a través de un zapping contrainformativo. Dialogamos con tres de sus integrantes: Amalia, Pablo y Alfonso y nos remontamos a los últimos años del menemismo, repasamos el 19 y 20 y los primeros años del Kirchnerismo, del VHS al DVD, a las descargas en Emule, la experiencia de la Conjura TV.


La Conjura TV, a diferencia de otras experiencias comunicacionales surgidas a partir del estallido del 2001, comienza a funcionar a fines de los años 90, los últimos  del gobierno de Carlos Menem. Entonces, con cámara pesada a cuestas, en la calle,  registraron en Rosario, además la antesala de algunas luchas que se desembocarían en un diciembre histórico.

RNMA: ¿Nos cuentan cuándo y cómo surge el proyecto?

Alfonso: La Conjura surge antes del 2001, otros grupos que luego se dedicaron a  video, comienzan luego. Salieron con la cámara, filmaron las revueltas y después armaron algo. Nosotros veníamos trabajando desde antes. Nos agarra ya con una idea de lo que queríamos hacer a nivel comunicacional. Había gente que venía de cine, artes plásticas, visuales, de la experiencia de “arte en la calle”. Nos juntábamos en 1998, nos encontrábamos en fiestas y hablábamos cosas muy surrealistas. Y en 1999 nos empezamos a reunir muchas más personas y conversábamos sobre ideas de cómo construir un medio de comunicación en formato audiovisual y con muy pocos precedentes en Argentina en ese tiempo.

Pablo: Luego estábamos nosotros que veníamos más de la militancia, de las redes de solidaridad con Chiapas y la pata más ocupas, de la que salieron grandes actores.

 Amalia: Los primeros momentos de la Conjura podrá tener tantas versiones como gente que participaba.

RNMA: ¿Tenían referencias en otros proyectos que les orientaran hacia dónde ir en lo comunicacional y político?

Amalia: Teníamos en la cabeza el mito de Canal Utopía, creíamos que era gente que transmitía y tiraba los equipos por arriba de un tapial, cuando la policía los allanaba. En Rosario también teníamos referencias pero más míticas que otra cosa. También teníamos presente «Tucumán Arde». Pero esas son más sobre el mito.

ALFONSO: Luego  nos movilizó la experiencia de Cine de la Base de Raymundo Gleyzer y todo lo que había construido el cine clandestino desde fines de los 60, pero no solo por el contenido sino también por el concepto de medio de comunicación que ya habían armado Cine de la Base y Cine de la Liberación.

RNMA: ¿Cómo era la vinculación entre el proyecto comunicacional y lo político, como se posicionaban como colectivo?

Pablo: el proyecto estaba pensado desde lo comunicacional pero el contexto nos marcó el camino. Nosotros en la previa del 19 y 20 tenemos infinidad de actividades registradas. El contexto anterior nos fue marcando, ejemplo el hecho de las torres gemelas que motivo muchas realizaciones que aparecen en material de la Conjura.

Alfonso: era un proyecto político desde el principio pensado desde lo comunicacional, muy por fuera de las organizaciones más tradicionales de izquierda. Porque también nos burlábamos de esa militancia, aunque muchos habíamos pasado por esos espacios. Se fue afinando eso con el tiempo. Estaba la idea de mostrar lo que los medios no mostraban y hablar un poco con el lenguaje del enemigo, ahí va la decisión de usar las estructuras formales de la tele y llenarla con otras cosas, al principio de manera más cuadrada y luego experimentando mucho más.

Me acuerdo en el 99, más allá de lo que queríamos hacer con la conjura donde se mezclaba el documental y la ficción, pasó la huelga de portuarios que fue la primera vez que fuimos a cubrir un conflicto en tiempo real y acompañarlo. Y nos preguntamos qué hacemos con esto para colaborar colectivamente. Entonces hicimos ediciones y armamos toda una red de distribución a través de organizaciones y las universidades. Sirvió mucho para colaborar a que se conozca el conflicto, se sumara al fondo de huelga. Ese punto, considero que fue importante.

RNMA: ¿Que vinculaciones tenían con otros espacios de la comunicación, proyectos, organizaciones del momento?

Amalia: Si,con Indymedia que  funcionó parte de la Conjura, y parte de la Conjura en Indymedia, también con gente de la radio Aire Libre (Gustavo Chenevier y Luis Guzmán entre ellos). Ellos también tenían contacto con Canal Utopía y la idea de armar un canal de TV. Nos vinculábamos con Planeta X, la Trashumante, el área de salud del laboratorio de medicamentos, con las asambleas del 2001, la Editorial Último Recurso. Con gente de Buenos Aires con Tierra del Sur, ANREd, Venteveo

RNMA: ¿En un contexto político, tecnológico y de medios muy distinto al de hoy, como funcionaba el formato de la Conjura?

Alfonso: Como nadie tenía idea de cómo poner una antena, transmitir televisión, todavía no había aparecido la experiencia de TV Piquetera, que ellos si empezaron a poner  antenas y hacer televisión comunitaria, en ese momento no encontrábamos referencia. Entonces a fines de los 90, es el momento en donde empiezan a ver tv prendidas en el espacio público. Era nuevo entrar a un bar y ver una tv encendida. Entonces jugábamos con la idea de armar toda una red de distribución donde había televisores, producir en VHS con un formato televisivo llenado con otras cosas y que la gente se pudiera sentar y ver la Conjura. Esa idea no prospero demasiado.

Pablo: lo que hacíamos en general era coberturas, luego hacíamos informes. Paralelamente hacíamos sketch de ficción, usando mucho el formato de parodia,  de publicidades, por ejemplo. Cuando teníamos una cantidad interesante de material, ahí lo envasábamos. Armábamos una tira de fragmentos de documental mezclados con sketch y lo uníamos con un hilo conductor que se asemejara a un programa de televisión. Luego le fuimos encontrando otras cosas más interesantes. Teníamos un par de documentales y poníamos a curas, que salían en la tele al final de las trasmisiones, doblados, hablando, armábamos personajes. Luego del 19 y 20 estaban los informes hilados por billetes que hablaban, armamos como un video juego para el informe sobre las inundaciones en Santa Fe. Me acuerdo una ranita iba pasando de pantalla y la ahogaba Reutemann. Luego armamos como un álbum de figuritas con los presidentes latinoamericanos. Finalmente los envasados que no estuvieron pensados desde un primer momento, dieron lugar a las ediciones de Conjura 2002, 2004, LA Conjura Punk, etc.

 Lo que hacíamos  juntárnos regularmente en la semana y generábamos sketchs. Convivíamos gente muy distinta en la Conjura. Milanesa, era un pibe de la calle que en su momento se acercó al galpón que estábamos ocupando y se incorporó como el actor estrella. La gente lo saludaba por la calle. Convivían entonces actores que habían hecho carrera con otros que no.

RNMA: ¿Cuáles eran los canales de difusión, distribución del material?

Alfonso: De los canales de difusión, una de las formas eran las proyecciones públicas, por ejemplo en las fiestas. En 2004 comenzamos a hacer las copias en DVD. Cuando era la era de VHS venia la cajita del cassette de la Conjura con instrucciones de cómo copiar dos VHS con dos videocaseteras y alentábamos el copy left, que no le decíamos ni así. La conjura era más que las personas que producíamos, era una red de gente que distribuía, reproducía, hacia copias. Luego perdíamos el rastro de la circulación del material. Y a medida que avanzaba la tecnología más, por decir en un momento se podía descargar la Conjura en el Emule. Dos años antes era impensado. A partir del 2002 comenzamos a tener relaciones con organizaciones. Pero luego del 2001, estas empiezan a tener áreas de prensa. Y ahí nos pasaba que nos preguntaban mucho por el material que teníamos y nos invitaban a pasarlo en actividades. Había gente amiga en los MTD por ejemplo, que hacia circular, llegar lo que hacíamos a muchos lugares.

Amalia: Teníamos la idea también de pasar los videos en colectivos de larga distancia, bares, en subtes de Buenos Aires. Recuerdo que un par de veces conseguimos pasar Conjura en las vidrieras de casas de electrodomésticos. Formaba parte de experimentos, los canales reales de difusión era la red de gente, que la distribuía.

Pablo: El formato era interesante, novedoso para el mundo militante, porque era divertido. Para la época resultaba descontracturado, tenía humor, las partes documentales estaban pensadas de manera fragmentaria. Tratábamos de construir sentido desde lo fragmentario, sketchs cortos, pedacitos por acá, por allá. Hoy eso es lo universal y es un problema. Hoy pienso que nos hubiésemos adaptado a la nueva dinámica de redes. Capussoto hizo cosas que nosotros hicimos unos años antes, aunque mejor (risas).

RNMA: Teniendo en cuenta que ya estaban funcionando con el colectivo, ¿cómo fue registrar el 19 y 20, cómo los atravesó?

 Alfonso: Lo que me pasa es que antes del 19 y 20 yo sentía que éramos como testigos de Jehová con el VHS abajo del brazo, hablando de los medios de comunicación, etc y nadie nos prestaba atención. Y a partir del 19 y 20 empieza a ocurrir lo contrario, un montón de gente con la que habíamos hablado nos empieza a contar por nuestras filmaciones de aquellas jornadas, de preguntarnos para pasar el material en las asambleas. Estaba mucho eso de lo podemos mandar afuera, para que se sepa lo que realmente está pasando acá. Creo que fue muy transformador el proyecto de toda esa dinámica nueva.  

Lo que sucedió real fue una red de gente espontánea que hacia copias, la pasaba, la mostraba, compartía. En la última etapa de la conjura que ya había más tecnología proyectamos en el edificio de enfrente de la casa donde estábamos en Entre Ríos y Santa Fe.

Pablo: Durante todo el año 2001 filmamos y teníamos mucho material, así llegamos a diciembre. Recuerdo la entrevista a Osvaldo Bayer y a León Rozitchner. Me quedo grabada la frase de  Bayer, dijo unos días antes, el 14, algo así como “a veces las calles están vacías pero basta que alguien tire una piedra para que todos salgan a la calle”.

Alfonso: Una premonición de Bayer y agregó: “si los esclavos romanos se rebelaron cómo no lo vamos a hacer nosotros”. Lo decía en medio de lo más oscuro de De La Rua, extensión del menemismo. Unos días después, estalló.

Pablo Martínez, un compañero, me ubicó, no teníamos celulares en esa época. No se cómo me ubicó a las 9 de la mañana y me dijo prendé la televisión, el 19. Prendo y eran balazos y saqueos por todos lados. Y digo: ¿pero esto está pasando en Entre Ríos?,  y Pablo me contesta, no, no “está pasando en la esquina de mi casa, en todo Rosario, en todo el país.” Ahí nos empezamos a ubicar todos y a ponernos una cita con todos los equipos y cassettes y empezar a llamar a gente con autos, de organizaciones, de APDH, abogados. Nos empezamos a mover para ver que podíamos filmar.

Pablo: Ahí salimos a dar vueltas como locos por los barrios, donde nos decían que había saqueos. Nos dividíamos según la cantidad de cámaras que teníamos. Era cubrir al tum tum, no había mucha experiencia para hacer una cobertura. Se sumó Yayo, compañero que tenía más experiencia en cómo entrevistar a alguien porque nosotros no veníamos de ese palo. Y eso dio lugar a la entrevista que hicimos en la Escuela de Cadetes. Había sido aparentemente un espacio donde llevaban detenidos, “ semi centro clandestino” de detención. Lo interesante  es que esa entrevista es genial, y no iba a estar nunca en los medios hegemónicos y es parte del informe del 2001. Ni hablar del  velorio del Pocho. Era un compañero, lo conocíamos. Cuando cae la noticia fue un sacudón tremendo y fuimos allá y nos cruzamos a todos compañeros y compañeras.  Esa es la única cámara que está, la nuestra.

Alfonso: Fue la primera vez que entrevistamos a mucha gente. A Mónica Cabrera por ejemplo la entreviste ese 19 y luego 10 años después, ella guardaba la bala que atravesó a Graciela Acosta. Arsenia Gamarra también, fuimos a la villa donde vivía y su marido tenía la cabeza llena de perdigones.

RNMA: ¿El 2001 fue un punto de quiebre, qué huellas dejó en ustedes, cómo transformó al colectivo?

Alfonso: Fue importante el 19 y 20, nos marcó un momento de quiebre. Fue la primera vez de hacer una cobertura tan fuerte, estando en medio de balazos, heridos, gente asesinada. Cambia el proyecto, la relación de lo que hacíamos con la gente. Cosas que nos parecían obvias antes, pasaron luego a hacer parte de la agenda popular, especialmente eso de “los de arriba nos mean y los medios dicen que llueve”. Era un planteo que veníamos diciendo tres años antes y que había que salir para dar la batalla por el sentido. Con ese discurso,  dejamos de ser marcianos, a partir del 19 y 20.

RNMA: ¿qué importancia tenía el registro audiovisual en ese momento, donde no era masivo el uso de las cámaras?

Pablo: Era importante, por ejemplo el material que grabamos en ese diciembre, forma parte de documentación testimonial  para  la comisión investigadora de los crímenes del 2001. Ahí tomamos conciencia y pasó a la agenda de la Conjura, tener registros que debían servir como testimonios.

Alfonso: La presencia de la cámara antes servía para frenar la represión, era disuasorio aparecer con una cámara grandota y si pasaba algo quedaban las pruebas grabadas.  Entonces, en los barrios  se armaba movida y ahí caímos, nosotros con la cámara, la policía se cuidaba más. Hoy eso es impensable, hoy te dan palos, antes eras intocable. Hoy, la cámara ya no es disuasoria.

RNMA: ¿Que balances hacen post 2001, de los años del kirchnerismo, cómo hubiera continuado la Conjura?

 Alfonso: Considero que a principios del 2008 cambian los discursos políticos tanto de derecha como de izquierda. En el país, especialmente a partir del conflicto con el campo. Nuestra forma de parodiar, los  chistes que hacíamos, en la actualidad se dicen en serio y se gana votos. Hoy yo no los haría.

Nosotros en ese momento decíamos que teníamos que mostrar lo que no aparecía en los medios. En la inundación de Santa Fe era necesario expresar que no había sido un desastre natural como decía el gobierno y los medios, ellos  no mostraban que dejaron inundar. Creo que hoy no funciona así, hoy está todo dicho, todo tergiversado, hay una relación con la naturalización de las cosas, más que el ocultamiento. Por otro lado, también, cambio mucho el mapa de medios, luego del conflicto del kirchnerismo con Clarín, se abrieron licencias y ayudas para medios comunitarios que antes eran impensados. Pero las redes, la inmediatez, hacen daño a la comunicación, vacían la el debate político.


NOTA: En tiempos donde la inmediatez, lo fragmentario es la regla en la comunicación, sostenemos la extensión de esta nota, para comunicar experiencias de quienes comunican de nuestro lado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *