La Policía de Córdoba avanzó con un desalojo violento en el campo que Agustina Tolosa trabajó durante 20 años. Cargaron en un camión sus pertenencias y se llevaron sus animales. La Intendencia de Salsipuedes le había entregado los terrenos de los que fue expulsada y también le prometió una nueva vivienda con corrales, que aún no está construida. Por Revista InterNos, edición de Agencia Tierra Viva.

Lo que semanas atrás parecía un acuerdo pacífico para Agustina Tolosa, de 71 años, y su familia, terminó en un desalojo tenso y caótico por orden del juez de paz de Salsipuedes. La Policía de Córdoba obligó a la campesina a retirar sus pertenencias de la casa que habitaba desde 2003, cuando el exintendente Facundo Torres le cedió un terreno en las afueras de la localidad para que pudiera criar a sus animales y tener sus cultivos. La campesina se descompensó durante el desalojo y fue trasladada a una vivienda que había rechazado, mientras que la nueva promesa de la Intendencia de Salsipuedes de construirle un hogar recién está en cimientos. Durante el desalojo de Agustina no hubo personal municipal.

El campo trabajado por Agustina Tolosa entró en conflicto debido al reclamo de la familia Cardozo, que presentó ante la Justicia escrituras del terreno. La demanda fue iniciada por el hijo de Juvenal Cardozo, primer litigante por los terrenos. La campesina, por su parte, argumenta que durante todos esos años de posesión pagó los correspondientes impuestos en el lugar, sin que se presentaran irregularidades en los registros municipales.

“Cuando llegué no había dueño de la tierra. Yo fui al Catastro de Jesús María, también al de Córdoba. Y no había dueño ni heredero. Yo pagué los impuestos, puse la luz, el agua», contó Agustina a InterNos. «Limpié tanto, acomodé tanto. Hice un alambrado nuevo. Acá era un basural, venía la gente a tirar la basura, estaba abandonado”, recordó sobre el terreno recibido hace casi 20 años con el aval del ex intendente Torres, en el marco de un programa denominado “Tierras para el Futuro”.

La demanda iniciada por la familia Cardozo tuvo sentencia favorable por parte del juez Eduardo Benito Bruera, quien dictaminó que Tolosa debía abandonar el predio el día 6 de julio pasado. No obstante, gracias a la intervención de organizaciones sociales, el desalojo fue postergado y reprogramado, mientras se gestionaba una solución habitacional para Agustina, además de su hija y una nieta, menor de edad, que vivían con ella en las cuatro hectáreas del barrio El Talita.

Frente a los reclamos por el desalojo de Agustina Tolosa, en agosto pasado; el intendente de Salsipuedes, Marcelo Bustos, se comprometió a construirle una casa a la campesina en tierras cedidas por la municipalidad, en un plazo de 90 días. El acuerdo parecía avanzar, pero las tensiones regresaron cuando le propusieron a Tolosa que ocupara «transitoriamente» una casa tipo container, mientras se construía la vivienda prometida.

Agustina junto con la asamblea de vecinas que la acompaña rechazó la propuesta de la Intendencia. Como alternativa se le ofreció ir a un chalet ubicado en un vivero municipal, pero Tolosa eligió quedarse en su terreno hasta que la nueva casa estuviera lista. En ese marco, este martes por la mañana, se produjo el desalojo por parte de la Policía de Córdoba, que forcejeó con la mujer de 71 años y cargó sus pertenencias en un camión.

El desalojo de Agustina fue “un atropello”

Eduardo Marrero, integrante de la Asamblea de Vecinos por Agustina, habló con InterNos y describió lo sucedido. «El desalojo de Agustina se hizo de una forma inapropiada. No hubo presencia municipal, se hizo con mucho atropello», denuncia Marrero y continúa: «Se largó a llover a cántaros y no tuvieron la consideración de esperar un día más para llevar los animales. Los policías corrían a los gansos, a las gallinas. Era un escenario increíble, muy difícil».

Marrero agregó que durante toda la mañana los vecinos de la asamblea ayudaron a cargar herramientas, material de los corrales e incluso plantas para que Tolosa no las perdiera. Finalmente, las pertenencias de la campesina fueron trasladadas a la vivienda ubicada en el vivero municipal, donde junto a Agustina fueron su hija y su nieta. «Ahora están alojadas en un inmueble con muy malas condiciones habitacionales. Se llueven los techos, las habitaciones y la cocina no están en buen estado. Permanecen ahí por tiempo indefinido», dijo Marrero sobre la situación actual.

Respecto a la casa prometida por la gestión municipal, el integrante de la asamblea sostuvo que recién están construidos los cimientos. «Es un techo de chapa pelado, un bloque de hormigón todavía sin servicios. Tampoco tiene los corrales como le habían prometido. Agustina tiene una gran cantidad de animales, muchos en condiciones de parir, entonces se complica el asunto, porque no pueden ir a cualquier lado».

Los momentos de tensión que se generaron en la mañana del martes, sumado a la acumulación de estrés de los últimos meses, hicieron que la productora se descompensara y tuviera que ser llevada al dispensario local. «Estuvo con dolores de pecho, de estómago. A la gente del municipio tuvimos que ir a buscarla porque no vino nadie. Les pedimos que manden un asistente social, un psicólogo, para acompañar. Hay consideraciones humanas que le estamos solicitando. Se han comprometido a hacer un traslado acorde, y la verdad es que no están a la altura», concluyó Marrero.

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