Por la mañana del lunes 2 de Mayo, el juez federal argentino Guido Otranto (defensor de la oligarquía, encubridor del crimen de Santiago Maldonado y furioso antimapuche) falló contra el militante popular Facundo Molares, en el juicio de extradición solicitado por el Estado de Colombia. Otranto ignoró tanto los Acuerdos de Paz como el peligro que corre Molares en territorio colombiano, plagado de crímenes en el marco del terrorismo de estado.

El magistrado de Esquel ignoró además todas las pruebas presentadas por la defensa que ejerce la Gremial de Abogadas y Abogados. Si la Corte ratifica el fallo de Otranto, el presidente argentino, Alberto Fernández, será quien decida finalmente si Molares es trasladado o no a Colombia. Militantes de diversas organizaciones del campo popular siguen la batalla por la libertad y por el no a la extradición.

Durante la audiencia de hoy, el camarada Facundo saludó a toda la dirigencia y militancia popular que se solidarizó con la lucha contra su extradición, en particular a quienes se encontraban a las puertas del Penal de Ezeiza en un acampe. «Desde muy niño he sentido la necesidad de luchar por la justicia, creo que eso es un imperativo ético y moral que tienen muchos jóvenes. Fui refinando mis convicciones, mis conocimientos, y ya en la juventud opté por tomar partido en la lucha por la justicia social, por la igualdad de los seres humanos. Esa lucha que asumí me llevó a tomar decisiones de mucho compromiso, entre ellas, creo que la más importante que he tomado en mi vida fue vincularme a una lucha en un país hermano, en Colombia, lucha en la cual invertí casi la mitad de mi vida, y en la cual aprendí mucho«, expresó Facundo.

Facundo prosiguió si intervención señalando que «Colombia es un país de grandes contradicciones sociales, es un país donde los campesinos, la gente humilde, tiene grandes valores. Es un pueblo de mucha nobleza, de mucha hermandad, y tiene también una clase dominante atroz (solo comparable a las dictaduras militares en Argentina o Chile) que en los últimos 40 o 50 años ha producido cien mil desaparecidos, tres cientos mil asesinados, tres millones de campesinos desplazados de sus tierras, ocho millones de hectáreas de tierras de campesinos arrebatadas por los grandes terratenientes del campo. Esa situación de abuso y atropello conmovieron mi espíritu, y decidí conscientemente aportar con la modestia y la convicción que siempre he tenido a una lucha política por un gran cambio en esa sociedad«.

«Fue así que me incorporé a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, una organización que tenía fines políticos muy claros, y lo hice con claridad política de lo que estaba haciendo. En el transcurso del tiempo que estuve ahí desempeñé tareas muy diversas. Fui organizador social, estuve en tareas de arreglo de problemas comunitarios, lo que en Colombia llaman «Comité de conciliación», donde se llama a las partes involucradas en un conflicto y un con un mediador, como era mi caso, facilitábamos el arreglo de los problemas comunitarios para que no lleguen a situaciones mayores. Desempeñé muchas tareas de ese tipo así como otras tareas políticas, y aprendí mucho, aprendí que cuando no se lucha por la justicia social, lo que viene es un gran estado de descomposición de la sociedad, creo que esa una experiencia de aplicación universal«.

«Por eso creo que el compromiso de toda esta gente que me ha acompañado en estos días del juicio en la puerta del penal, en todas las ciudades del país, en todas las provincias, es un compromiso muy alto y los valoro, los abrazo muy fraternalmente, a los periodistas, dirigentes de DDHH y políticos, les expreso mi más grande agradecimiento, y se que no lo han hecho solamente por solidaridad conmigo, sino porque son sus convicciones, y los hombres y mujeres de convicciones actuamos de esa manera, por el hecho de hacer el bien«, señaló.

«Señor juez, mi incorporación a la lucha en Colombia fue una incorporación política, y la reivindico todavía, creo que era justa, y esa lucha política, por otros medios, es la que todavía continúo ejerciendo en un país como Argentina, que no está en guerra, en la que por lo menos hay otro trato con las luchas sociales que no siempre es respetuoso, pero no llega al nivel de barbarie que se desató en Colombia y por lo tanto, podemos desarrollar una lucha por un país mejor en otros términos, por lo menos por el momento«, enfatizó.

Recordó que hace 30 años milita en política, y que al retorno de si militancia en Colombia, «decidí volver al antiguo oficio que tenía antes de irme, hacia el norte, de fotorreportero, tuve la suerte de ser admitido en dos revistas digitales, y fui encomendado a ir a cubrir el golpe de Estado en Bolivia, a finales del 2019. En esas circunstancias, sacando fotos, fui herido y tuve una descompensación renal, y terminé en un hospital en estado de coma. La sorpresa fue que al despertar luego de 25 días de coma, estaba esposado a la cama y detenido por un gobierno dictatorial que se había instalado en esos días, mientras yo estaba agonizante. Pasé trece meses detenido en Bolivia, y la lucha del pueblo argentino y de amigos, hombres y mujeres de bien del mundo, con un gran apoyo popular, lograron sensibilizar al nuevo gobierno argentino y fui rescatado gracias a una acción de la cancillería y del nuevo presidente, Alberto Fernández, quien envió un avión presidencial a buscarme a Bolivia, remediando en alguna medida el abandono en el que me tenían en aquellas circunstancias. Volví a Argentina y volví a mi trabajo, a mi compromiso con el pueblo«.

«Sobre el pedido de extradición, creo que ya como mis abogados y los testigos han demostrado fehacientemente, la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) es el tribunal que debería tomar el caso mío, y si su señoría comunica a la JEP, yo estoy dispuesto a hacer lo que la JEP establezca«, finalizó.


Más abajo, la reflexión de Leonardo Juárez, dirigente del Movimiento Rebelión Popular, organización a la que pertenece Facundo.

Consagración de la impunidad, sentencia vergonzosa y arrogante


Desde la instauración de la sociedad dividida en poseyentes y dirigentes de un lado y desposeídos y trabajadores del otro, la clase dirigente elaboró el derecho, la moral y la ley en defensa de sus privilegios. El olvido escrupuloso de tan transparente detalle es la clave mayor de los “venerables” dislates de economistas, políticos y comunicadores que profetizan desde el altar de los medios masivos comunicacionales.

Envueltos en doctrinas y palabras del más convincente acento democrático, esconden el fondo que no debe verse y canonizan el fraude. Los políticos y los jueces representantes de las clases poseyentes, olvidan los votos de justicia democrática tan fatalmente como los curas sobrealimentados e infra ocupados olvidan el voto de castidad. La política de las clases dominantes, es y será un gordo negocio propio y no un flaco servicio a los desposeídos y por ende predicarles moral a ellas es como predicar castidad en un prostíbulo; mientras haya propiedad privada y por ende división de clases, el fraude, el robo y el soborno, y la persecución política a militantes populares serán constitucionalmente obligatorios.

 Eso quedo hoy cabalmente demostrado con el dictamen parcial del Juez Otranto en la causa que se le sigue para extraditar a Colombia, a nuestro camarada Facundo Molares. No nos sorprende su posición, pero no deja de llenarnos de vergüenza y bronca la impunidad con la que se desenvuelven, entregando a un Estado que ha violado sistemáticamente el proceso de Paz, a un ciudadano argentino, que tiene más en común con los combatientes de los ejércitos de San Martín y Bolívar, que combatieron por la independencia , sin pedir nada a cambio, que dejaron jirones de su salud en esa empresa y volvieron con una mano atrás y otra adelante, pobres, sólo con el orgullo del deber cumplido y este Juez lo quiere reducir a ser portador de una ideología delincuencial, tipificando su pelea a un delito común. En nombre de tus camaradas de Rebelión Popular y de todos los que integran la coordinadora por tu libertad, vamos a extremar los esfuerzos y la lucha, para no dar ninguna batalla por perdida.

Un abrazo desde lo más profundo de la conciencia y el Corazón hermano.

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