Foto: Los aviones de guerra Israelíes ataron cientos de torres y “civiles” “targets” en la Franja de Gaza (Foto: Mahmoud Ajjour, The Palestine Chronile)

Por Ilan Pappe (4 de Marzo, 2022). Artículo publicado, en inglés, para www.palestinechronicle.com

El USA Today reportó que una foto que se hizo viral sobre un edificio en Ucrania siendo golpeado por bombardeos rusos resultó ser un edificio de la franja de Gaza, demolido por la Fuerza Aérea Israelí en Mayo de 2021.

Unos días antes el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano se quejaba al embajador israelí en Kiev de que “nos tratan como a Gaza”. Estaba furioso porque Israel no condenaba la operación militar rusa y lo único que le interesaba era sacar a los ciudadanos israelíes de este país (Haaretz, 17 de febrero de 2022).

Se refería a la evacuación por parte de Ucrania de los cónyuges ucranianos de hombres palestinos de la Franja de Gaza en mayo de 2021 al tiempo que recordaba a Israel del pleno apoyo del presidente ucraniano al ataque de Israel a la Franja de Gaza aquel mes (al final de este artículo volveré a hablar de ese apoyo).

Los asaltos de Israel sobre Gaza deben, de hecho, ser mencionados y considerados al evaluar la presente crisis en Ucrania. No es una coincidencia que las fotos sean confundidas- no hay muchos edificios altos que fuesen derribadas en Ucrania, pero hay muchas ruinas de edificios altos en la Franja de Gaza-. Sin embargo, no es solo la hipocresía sobre Palestina que surge cuando consideramos la crisis Ucraniana en un contexto amplio; es el completo doble estándar occidental que debe ser escudriñado sin, por un momento, ser indiferentes a las noticias e imágenes provenientes de la zona de guerra en Ucrania: niños traumatizados, flujos de refugiados, vistas de edificios arruinados por bombardeos y el peligro que se avecina que es solo el principio de una catástrofe humanitaria en el corazón de Europa.

Al mismo tiempo, aquellos que experimentamos informar y digerir las catástrofes humanitarias en Palestina no podemos escapar de la hipocresía de Occidente y no podemos señalarlo sin menospreciar, por un momento, nuestra humana solidaridad y empatía con las víctimas de cualquier guerra. Necesitamos hacer esto, ya que la deshonestidad moral asegurada en la engañosa agenda establecida por las elites políticas y medios de Occidente, una vez más permitirá esconder su propio racismo e impunidad mientras continuarán proveyendo inmunidad a Israel y su opresión a los palestinos.

Hasta ahora, detecté cuatro falsas suposiciones que están en el corazón del compromiso de las elites occidentales con la crisis de Ucrania; y las he enmarcado como cuatro lecciones:

Lección 1: Refugiados blancos son bienvenidos; otros menos

La colectiva, y sin precedentes, decisión de la UE de abrir las fronteras a los refugiados Ucranianos seguida por una política más vigilada por Gran Bretaña, no pueden pasar inadvertidos en comparación con el cierre de la mayoría de las puertas europeas a los refugiados provenientes del mundo Árabe y Africano desde 2015. La clara priorización racista, distinguiendo entre buscadores de vida basados en el color, religión o etnia es aberrante, pero improbable de cambiar pronto. Algunos líderes europeos ni siquiera están avergonzados de transmitir su racismo públicamente como el primer ministro búlgaro, Kiril Petkov:

“Estos (los refugiados ucranianos) no son los refugiados a los que estamos acostumbrados… estas personas son europeas. Estas personas son inteligentes, son personas educadas…. Esta no es la ola de refugiados a la que estábamos acostumbrados, gente de la que no estábamos seguros de su identidad, gente con pasados poco claros, que podrían haber sido hasta terroristas…”

Él no está solo. Los medios occidentales hablan sobre “nuestro tipo de refugiados” todo el tiempo, y este racismo esta manifestado claramente en el cruce fronterizo entre Ucrania y sus vecinos europeos. Esta actitud racista, con fuertes matices islamofóbicos, no va a cambiar ya que los líderes europeos niegan aun el tejido multiétnico y multicultural de las sociedades de todo el continente. Una realidad humana creada por años de colonialismo e imperialismo europeo que los actuales gobiernos europeos niegan e ignoran y, al mismo tiempo, estos gobiernos persiguen políticas inmigratorias basadas en el mismo racismo que permeó el colonialismo e imperialismo del pasado.

Lección 2: Se puede invadir Iraq pero no se puede invadir Ucrania

La falta de deseo de los medios Occidentales de contextualizar la decisión de Rusia de invadir, dentro de un amplio- y obvio- análisis de como cambiaron las reglas del juego internacional desde 2003 es un tanto desconcertante. Es difícil encontrar algún análisis que señale el hecho de que EE.UU. y Gran Bretaña violaron la ley internacional sobre soberanía estatal cuando sus ejércitos, junto a una coalición de países occidentales, invadieron Afganistán e Iraq. Ocupar un país entero, en aras de fines políticos no fue un invento de este siglo de Vladimir Putin; fue introducido como una herramienta justificada por el Occidente.

Lección 3: A veces el neo-nazismo puede ser tolerado

El análisis también fracasa en destacar alguno de los puntos válidos de Putin sobre Ucrania; los cuales de ninguna manera justifican la invasión, pero necesitan nuestra atención. Hasta la presente crisis, los medios de comunicación progresistas occidentales, como The Nation, the Guardian, the Washington Post, etc., nos advirtieron sobre el creciente poder de los grupos neo-Nazi en Ucrania que podrían impactar en el futuro de Europa y más allá.  Los mismos medios hoy descartan el significado del neo-nazismo en Ucrania.

The Nation Febrero 22, 2019 reportó:

“Hoy, crecientes informes sobre violencia de extrema derecha, ultranacionalismo y erosión de libertades básicas están dando la mentira a la euforia inicial de occidente. Hay neo-nazi pogromos contra Roma, desenfrenados ataques a feministas y grupos LGBT, prohibiciones de libros y la glorificación de los colaboradores Nazi patrocinados por el estado.”

Dos años antes, el Washington Post (Junio 15, 2017) advirtió, muy perceptivamente, que un choque entre Ucrania y Rusia no debería permitirnos olvidar sobre el poder del neo-nazismo en Ucrania:

“Como la lucha Ucraniana contra los Rusos que apoyan la separación continúa, Kiev se enfrenta a una nueva amenaza a su soberanía a largo plazo; poderosos grupos ultranacionalistas del ala derecha. Estos grupos no son tímidos en utilizar la violencia para lograr sus objetivos, que están en desacuerdo con la tolerante democracia orientada al oeste en la que Kiev busca convertirse.”

Sin embargo, hoy, el Washington Post adopta una actitud desdeñosa y llama a esta descripción como “falsa acusación”:

“Operando en Ucrania hay varios grupos paramilitares nacionalistas, como el movimiento Azov y el sector de derecha, que adoptan ideología neo-Nazi. Mientras de alto perfil, aparentan tener poco apoyo público. Solo un partido de extrema derecha, Svoboda, es representado en el parlamento Ucraniano, y solo tiene una banca.”

Las advertencias previas de un medio como The Hill (Noviembre 9, 2017), el sitio independiente más grande de US, son olvidadas:

“Hay, desde ya, formaciones neo-Nazi en Ucrania. Esto ha sido abrumadoramente confirmado por casi la mayoría de los medios occidentales. El hecho que los analistas son capaces de descartarlo como propaganda diseminada por Moscú es profundamente perturbador. Es especialmente perturbador dado el actual surgimiento de neo-Nazis y partidarios blancos a través del globo.”

Lección 4: Derrumbar rascacielos es solo un Crimen de Guerra en Europa

La clase dominante Ucraniana no solo tiene conexión con estos grupos neo-Nazi y ejércitos, es inquietante y embarazosamente pro-israelí. Uno de los primeros actos del presidente Volodymyr Zelensky fue retirar a Ucrania del comité de las Naciones Unidas en el ejercicio de los derechos inalienables del pueblo Palestino- el único tribunal internacional que asegura que la Nabka no sea negada ni olvidada.

La decisión fue iniciada por el presidente Ucraniano; no tenía ninguna simpatía por la difícil situación de los refugiados Palestinos, tampoco los consideraba victimas de ningún crimen. En sus entrevistas antes del brutal bombardeo israelí sobre Gaza en Mayo 2021, él aseguró que la única tragedia en Gaza era la sufrida por los israelíes. Si esto fuese así, entonces solo serían los rusos quienes sufriesen en Ucrania.

Pero Zelensky no está solo. Cuando se trata de Palestina, la hipocresía alcanza un nuevo nivel. Un rascacielos vacío derrumbado en Ucrania domina las noticias e incita un profundo análisis sobre la brutalidad humana, Putin y la inhumanidad. Estos bombardeos deben ser condenados, obviamente, pero parece que aquellos líderes mundiales que lideran la condena estuvieron en silencio cuando Israel demolió la aldea de Jenin en 2000, el vecindario de Al-Dahaya en Beirut en 2006 y la ciudad de Gaza en una ola brutal tras otra en los últimos quince años. Ninguna sanción, sin embargo, fueron siquiera discutidas, mucho menos impuestas sobre Israel por sus crímenes de guerra en 1948 y desde entonces. De hecho, en la mayoría de los países occidentales que están liderando las sanciones contra Rusia hoy, el solo mencionarles la posibilidad de sanciones contra Israel es ilegal y enmarcada como anti-semita.

Incluso cuando la genuina solidaridad humana en Oriente es expresada justamente con los Ucranianos, no podemos pasar por alto el contexto racista y la parcialidad centro-europeo. La masiva solidaridad del Occidente es reservada para quien está deseoso de unirse a su bloque y su esfera de influencia. Esta simpatía oficial no se puede encontrar cuando una violencia similar, o peor, está dirigida contra no europeos, en general, y contra palestinos, en particular.

Podemos navegar como gente consciente entre nuestras respuestas a calamidades y nuestra responsabilidad para señalar la hipocresía que en muchos casos allana el camino para semejantes catástrofes. Legitimar internacionalmente la invasión sobre países soberanos y permitir la continuidad de la colonización y opresión de otros, como Palestina y su gente, llevara a más tragedias, como la Ucraniana, en el futuro y en cualquier lugar del planeta.


Ilan Pappé es profesor en la Universidad de Exeter. Fue anteriormente profesor adjunto en ciencias políticas en la universidad de Haifa. Es el autor de “La limpieza Étnica en Palestina”, “El Moderno Medio Oriente”, “Una Historia de Palestina Moderna: una tierra, dos pueblos” y “Diez mitos sobre Israel”. Pappé es descripto como uno de los “Nuevos Historiadores” quien, desde la publicación de los  documentos pertinentes de los gobiernos británico e Israelí a principios de 1980, ha ido escribiendo la historia de la creación de Israel en 1948. Ha contribuido con este artículo a The Palestine Chronicle.

Foto: Los aviones de guerra Israelíes ataron cientos de torres y “civiles” “targets” en la Franja de Gaza (Foto: Mahmoud Ajjour, The Palestine Chronile)

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