Por Ángel Horacio Molina

La cobertura mediática y académica que se despliega alrededor de cada acontecimiento relevante que se produce en Medio Oriente, pone al descubierto los persistentes prejuicios que atraviesan a quienes, desde las universidades y los grandes medios de comunicación, asumen la tarea de “explicar” dichos eventos.

Las líneas que siguen no se concentran en las opiniones y discursos de los sectores abiertamente hostiles al Islam, que tienen sus espacios garantizados en ciertas cátedras y medios masivos de comunicación, sino en aquellos que dicen estar decididamente en contra de cualquier forma de islamofobia pero no consiguen (o no están dispuestos a) desembarazarse de una mirada que mutila una comprensión más compleja y profunda de los acontecimientos, al tiempo que perpetúa una serie de prejuicios que declaman “superados”.

LAS VOCES AUSENTES

No podemos sustraernos de la terrible situación que atraviesa en estas horas el pueblo palestino; la provocación inicial en Jerusalén y el posterior ataque contra la población de Gaza (en el marco de un proyecto colonial que se despliega en la región desde hace más de cien años) ha generado una serie de reacciones de solidaridad en espacios académicos y medios alternativos de comunicación latinoamericanos que, desde estas líneas, reconocemos y celebramos.

Sin embargo, llama poderosamente la atención, en las múltiples actividades que se han realizado en estos días con respecto tanto a la Nakba como a esta última provocación israelí, la ausencia de voces representativas de ciertos actores determinantes en la vida política palestina contemporánea y, más aún, en los acontecimientos recientes. Nadie puede negar el lugar del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) dentro de las organizaciones palestinas de resistencia; Hamás no sólo ha sido el ganador de las últimas elecciones realizadas en la Palestina ocupada en 2006, sino que es la organización con mayores posibilidades de triunfar en unas futuras elecciones presidenciales.

Este movimiento es quien ha enfrentado militarmente a Israel desde la asediada Gaza, mientras la “Autoridad Nacional Palestina” cedía a cada una de las demandas de los gobiernos israelíes, fungiendo como fuerza represiva contra los propios palestinos. Curiosamente, o no, las “voces palestinas” convocadas para entender el escenario actual fueron fundamentalmente las de los representantes diplomáticos que la Autoridad Nacional Palestina tiene en muchos de nuestros países.

Excepcionalmente se invitó a algún palestino afín a las organizaciones de izquierda (FPLP, FDLP) vinculado con espacios militantes o académicos. En todos los casos, la voz de Hamás estuvo ausente, lo que permitió asumir cómodas posturas de ficcionada mesura, que censuran a los “extremistas” de ambos bandos. Suponer que esta “ausencia” es involuntaria sería de una ingenuidad mayúscula teniendo en cuenta que la misma lógica de ocultación se despliega en otros espacios donde el Islam ocupa un lugar relevante en los procesos políticos de resistencia. Lo que sucede hoy con Hamás ya lo hemos visto en los abordajes que se realizan sobre la República Islámica de Irán, Hezbollah y Ansarullah, por citar sólo algunos.

¿Cuántos intelectuales iraníes pro-revolucionarios han sido convocados en los libros sobre el Irán contemporáneo en nuestro idioma? En cambio, encontraremos sin demasiado esfuerzo a académicos iraníes de izquierda y de derecha, todos contrarios al sistema político surgido de la revolución de 1979. ¿Cuántos intelectuales libaneses partidarios de Hezbollah son consultados a la hora de analizar la situación libanesa? Uno de los actores más importantes del escenario político de la región carece de voz en nuestros abordajes. ¿Cuántos intelectuales yemeníes partidarios de Ansarullah han sido siquiera citados en los trabajos que dan cuenta de la situación yemení?

Hasta Tawakkol Karman, quien avalara inicialmente la invasión saudí a Yemen, ha sido invitada por el gobierno socialista de la ciudad de Rosario a una serie de actividades para destacar el liderazgo y las voces femeninas en el mundo. Sin embargo, el movimiento que ha resistido desde el 2015 el embate de una coalición militar de descomunal envergadura se encuentra invisibilizado.